El cuerpo resonga





Los ojos quieren arrancar de sus cuencas
alejarse de este cuerpo turbulento
donde todo lo que miran los amenaza.

Los cabellos lloran y se cortan en señal de protesta
no quieren seguir pegados a esta cabeza
llena de una mazamorra de vientos, sueños, polvo, miedos, angustias,
el amor se pelea con el tiempo
y la angustia ahorca a la risa en una mocha.

Las piernas tiritan y titubean entre avanzar o retroceder
por lo que se apernan en la tierra seca.

Los labios gritan por reír o por llorar
gritan para contener este amargo cuerpo
que clama por rasgarse, desaparecer y renacer como un fénix.

La manos, con sus largos dedos
se pintan las uñas de fucsia
haciéndose las lesas de la desesperación
que llueve sobre las otras partes.
Se hacen las indiferentes
pintando, escribiendo, cocinando y cosiendo.

Las manos amarran a los ojos a su lugar
peinan y acomodan el corto cabello para que dejen de resongar
frotan a las piernas en crema ignorando sus temblores
y con un dedo hace silencio a los labios.