Aumento de la gravedad


Están cayendo los “patos asados”. El calor ahoga incluso el sonido rumiante de la micro. Mi bastón y mis arrugas pesan bajo el sopor cálido del aire. Pesa el llanto del niño que hace pataletas en los brazos de esa joven madre, para conseguir un helado. También pesa esa mochila del escolar que ahora sube a la micro, paga sus ciento veinte y avanza hacia la parte trasera de la micro (como le ha dicho el chofer con mala cara), cargando en la espalda su futuro. Pesan crudamente esas miradas gélidas de indiferencia que no abandonan a los monótonos rostros de la gente, qué parecen zombis por su extensos horarios de trabajo, muchos cruzando Santiago para volver a sus casas sin pensar en nada más que volver al otro día a lo mismo, trabajar para el pan, pero trabajan sumidos en la “trabajólica” monotonía. Pesa hasta agotar la mirada conciente del niño que sube y crece observando su vida en las calles mendigando para ver a sus hermanos poder comer algo. Todo pesa; la marcha de la máquina, el caminar de la gente, este aire veraniego, hasta los fierros que soportan los asientos (forrados de cuero sintético)pesan el doble hundiendo el piso de la micro. Pesa, aún más dolorosamente la manilla de mi reloj, que se ha llevado otro segundo de mi añeja vida. Veo mi reflejo en el vidrio y mis ojos desorbitados anhelan mirar tranquilamente. Pero todo ahora me ahoga. Mis años pesan más que nunca. Asfixiaré mi vida cuando baje de esta micro.

huídas

El sol ya no brinca en mi ventana
y las luces ahora me esquivan.
El cielo me comprime y me deja sin aire
La felicidad se escapa de mi aliento
abandonándome en las horas pasadas.
El aire afligido huye de mis pulmones,
¿será que no me reconoce?.
Las puertas me encierran
en la lluvia que ensordece con gritos
mis sentidos.
la oscuridad se retuerce y me ahoga.
intento correr de las tumbas que parlotean,
de risotadas ciegas de la gente.
Me vuelco en el agujero profundo
el que no tiene fondo,
donde caeré mirando hacia arriba
Buscando salir de la pesadilla.

Qué es esto?


Quizás te moleste que publique esto. Mmmm pero todo lo escrito es tan cierto!


Rondas que se voltean al verme, pero yo me entrego sin miedos a tus ojos.
Cada célula, ha quedado embriagada por esto. y mi boca, ahora borracha, baila hasta fundirse con la tuya.
Por una mirada, te entrego mi alucinación, mi histeria y mi languidez.. Mis sentidos me abandonan cuando tu aire está cerca.
Como una hoja otoñal alcanzo tus brazos y caigo en ellos cobijandome en ese refugio, arrancando y dejando mis ojos, mis pisadas, mi pasado y presente, olvidando toda hora y día.
Contigo todo vuela, nada existe. No hay segundos ni años, el tiempo difuminado, no hay instancias ni tormentos , no existe nada, nada más que amor.
Cerca de tu voz, mi piel y mi respiracion se convierten en un torrente de amor alucinado, un amor drogado que me arranca de mi realidad. Me lleva a la vida. No podria definir exactamente .. no tiene una palabra que pueda defnir lo que siento más que amor.... me extrae del suelo que piso cotidianamente ! , No sé como nombrar a esto que me embriaga, a esto tan maravilloso que va de a poco disolviendo este cáncer que casi me lleva a la muerte en vida...






Te Amo...

Te miro


Lacónicamente escribo.
Ya me quedo dormida bajo las caricias de mi padre. Me observa bajo unas pupilas sonrientes. Me dice:- te veo y me tranquilizo, hija-. Yo le sonrío y miro sus ojos que aún permanecen viéndome. Le regalo la más animosa de mis sonrisas y en sus ojos, alcanzo a ver todo el infierno humano que dejó atrás. Veo sus risas y sueños de juventud, tantas aventuras por su Chile mineralizado de puerto y nieve, de empanada y chicha, de bares y de sábados fiesteros.
Me mira, y veo una vida llena de cabriolas y piruetas. Veo una vida que quedó sólo en la imaginación y el recuerdo. Veo sus días cansados y sus enfermizas horas.
Te veo padre, cuando miraba las manillas del reloj de bolsillo y te asustabas sabiendo que ya s ete había ido otro segundo!. Te veo, lo veo!, en una mañana de sol más lúgubre que ha existido. Con los rayos dorados más gélidos y crudos y con la iluminación más vaga y hostil. Padre, te veo y te amo!.
Pero ahora tus caricias me envuelven hasta llevarme al llanto. Dejaste miles de calles sin recorrer dentro de mi propio Santiago. A mí me faltaron tantas calles que mirar para alcanzarte y no dejarte tan facilmente.
Abro un ojo. No estás. Sólo alcanzo a ver láminas enlagrimadas que me dejaste. Sólo tus caricias imaginarias.

(un vago escrito para mi padre) (que bajo tan pocas experiencias y vivencias que pude compartir con él) (me pintó mi mirada infantil, de forma hostil) (mostrándome lo que es la vida)