VIOLETA
Y EL
INDIFERENTE
Érase una vez una niña que nació desde el centro de una flor mientras abría sus pétalos al sol. Esta flor pertenecía a
Todos vivían felices en
Un día, mientras Violeta reposaba bajo la sombra de unas hierbas escuchó unos pasos que se acercaban. Al asomarse ve a un hombre grande y gordo, con dientes picados y con una sonrisa burlona. Traía una bolsa al hombro repleta de dinero. Caminaba por un sendero arrancando una por una y pétalo por pétalo, las flores que iba mirando, las que luego echaba a su bolso y mágicamente se convertían en más dinero para su bolso. Lo llamaban el Indiferente.
Al ver esto la niña corrió aterrorizada hacia el hombre para que se detuviera y dejara a sus amigas flores. Pero cuando llegó a su lado y a pesar de haber gritado, pegado y hasta tirado pequeñas piedras, el hombre no la tomaba en cuenta. Sólo cuando Violeta se acercó a su bolso cargado de dinero el hombre la miró con furia y la niña corrió llena de miedo.
Así estuvo Violeta día tras día intentando de todo para que el Indiferente le tomara atención y dejara de cortar a sus amigas flores para convertirlas en billetes. Pero al séptimo día Violeta tuvo la idea de quitarle la bolsa de dinero al Indiferente y botar todo ese dinero, pero como ella era tan pequeña pidió ayuda a los árboles frondosos y a las esponjosas nubes.
A medianoche, mientras Indiferente dormía, los árboles, las nubes y Violeta se acercaron al hombre que tenía la bolsa de dinero entre sus brazos. Para concretar el plan, las nubes rodearon al hombre y le taparon los oidos para que no escuchara nada, los árboles fuertes le quitaron la bolsa y le pusieron de reemplazo un zapallo y Violeta agarró la bolsa y corrió hacia un lago cercano para tirarla.
Cuando el Indiferente se despertó y vio un zapallo entre sus manos, se volvió loco por perder su dinero y enfurecido salió en busca de Violeta. Era la primera vez que le interesaba alguien que no fuera él. Al llegar al lago vio todo su dinero flotando en el agua y enloquecido se lanzó al agua para sacarlo, pero el hombre no sabía nadar por lo que se ahogo en agua y ambición.
En ese mismo instante, los billetes que flotaba volvieron a su forma de flor, convirtiéndose en flores de Loto, quedando felices viviendo en el agua al igual que Violeta que estuvo llena de alegría junto a toda
Violeta se despierta al escuchar la voz de su madre que dice: ¡hija levántate para ir a la escuela!. Fue todo un sueño. La niña con los ojos pequeñitos de sueño corre las frazadas hacia atrás y ve su cama ¡cubierta de flores! ¿Fue todo un sueño?.