MOIZEFALA

Es como cuando la gente por la angustia la hace volver y rogar a Dios, yo vuelvo a escribir cada vez que estoy dentro del aire que me aspira el alma. Escribo cuando la vida se escurre como aceite de mis poros y quedo abandonada y seca, sumergida en un mar rojo de amor y lágrimas.

Tengo en mi garganta cuatro años que me gritan, me escupen, lloran, patalean, quieren que me ahogue... No quieren que los deje ni que me olvide de ellos, me ahogan de tal forma que no me dejan decirles que ¡jamás podría hacerlo!, porque son parte de mi piel, de mi boca, mis ojos, de mis imágenes, viven en flores de rojo vitalicio que sembré, me silban al oído en una ráfaga eterna que nunca dejaré de escuchar, grafittearon mi corazón rayando un corazón con un "yo estuve aquí". Quiero gritarles que dejen mi garganta! que descansen en mi pecho y me dejen respirar, pero formaron una soga que me hace pebre y tiene fecha indefinida de vencimiento. De a poco todo mi interior se va necrosando y la vida se va escapando...

Mis piernas han vuelto a su estado enclenque, de nuevo tengo frío pero a diferencia de mi duelo anterior, ahora tengo que enfrentar este solita, con el alma desangrada a la cual debo ir haciendo sutura por sutura para reafirmarla, levantarla y volver a meterla dentro de este cuerpo que escribe estas palabras...