
Como dice Victor: "la vida es eterna en cinco minutos". Y antes de esos cinco minutos, ella soñaba estar sentada eternamente bajo la tranquila sombra de un árbol para siempre, estar bajo el abrigo cálido del sol, arraigada a los innumerables brazos de amigas, soñó que su vida estaría llena de logros y reconocimientos entre días primaverales. Soñó con la luz siempre estampada en su ventana . Soñó que algún día podría vivir en un país más justo. En su sueño, podía mirar compasiva y alegremente, con optimismo y energía. En el sueño ella se sentía segura dentro de su cúpula protegida en proyectos.
Ella tenía la vida en sus manos. Podía manejar la dirección del aire y la caída de las hojas otoñales. Podía mantenerse a salvo sólo con una sonrisa.
Era una niña y jugaba a ser feliz dentro de su pomposo sueño, hasta que finalmente llegaron los inevitables cinco minutos...
Los más eternos, los más gélidos. agobiantes, confusos, escalofriantes, tortuosos, inmedidos, sufrientes, dolorosos y asquerosos cinco minutos que había tenido. Los cinco minutos que la hicieron volcar y caer de bruces en un suelo puntiagudo.
Despertó, ferozmente, quedando estupefacta ante su alrededor. Todo era nada. Nada era todo. Vacío, soledad, crudeza y hostilidad de mi vida hacia mí. Nada fue estable. todo cayó.
Ella estaba sola, fue naufraga tirada a los pies del mar después de una sangrienta batalla en el mar. Indefensa en medio de un golpe potente de la realidad. ya no estaba en su sueño, dejó todo eso atrás.
Como pudo se arrastró y vió en un espejo su propio reflejo convertido en mujer. Dejando en el aire, todos esos dulces sueños. La fuerza de gravedad actúa en ella de manera extraña. Se abalanza con ella más del triple de lo que pesaría sobre un humano normal. La obligó a ser parte del suelo, a no levantarse del piso. Ella, despertó de su cálido sueño y vive su verdad y su realidad ( una pesadilla)...
" y tu caminando, lo iluminas todo, los cinco minutos te hacen florecer..."♫